Alberto Mordojovich Ingeniero Civil Master of Science U. de Colorado
Chile fue el primer país en el mundo en legislar acerca de la neutralidad en Internet. Hoy muchos otros países lo han hecho, incluyendo los más desarrollados. ¿En qué consiste la neutralidad? En que todos los datos que circulan por Internet tienen el mismo tratamiento por parte de los proveedores del servicio, los ISP. Así, estas empresas están impedidas de discriminar entre usuarios, aplicaciones, sitios web y cualquier otro uso.
No pueden bloquear o asignar artificialmente menos recursos a servicios de terceros, como alguna vez lo hicieron con la telefonía IP, o como podrían hacerlo con la televisión por Internet impidiendo el desarrollo de empresas como Netflix. Lo anterior aun cuando estos servicios compitan directamente con alternativas tradicionales provistas por los mismos ISP o por sus empresas relacionadas.
La neutralidad equivale a una ley del tránsito para el tráfico vehicular. En este caso, la red vial es neutra en términos de los derechos de los conductores. Si usted se detiene en un semáforo, tendrá que cruzar cuando den la luz verde en un esquema del primero que llega, primero que sale (FIFO). Las únicas excepciones son los policías, las ambulancias y los bomberos. Del mismo modo, los paquetes de datos, al llegar a un nodo deberán esperar su turno para pasar al próximo de la misma forma: primero que llega, primero que sale.
¿Por qué importa la ley de neutralidad?
Porque impide que el ISP venda privilegios a algunos usuarios o aplicaciones en perjuicio de otros, principalmente de sus competidores. Imagine qué pasaría si los paquetes de datos de un sitio de video se saltaran la cola en los nodos de los ISP. Esto permitiría que ese sitio lograra una excelente calidad de recepción de sus clientes, mucho mejor que su competencia. Obtendría una ventaja cualitativa irremontable para el resto. Ese sitio estaría dispuesto a pagar más al ISP por esta facilidad y el ISP podría discriminar precios aumentando su rentabilidad. Ahora, se ha hecho común la práctica de algunos ISP de ofrecer un servicio de banda ancha móvil ‘sin descontar megas’ de los planes de pre o post pago cuando se utilizan en determinadas aplicaciones, juegos, redes sociales o servicios. Pokémon Go es el favorito de turno.
Es decir, si usted tiene un límite de 1.000 MB, cuando caza pokémones, el ISP no le descuenta los datos consumidos en este juego. En otras palabras, se los dará gratis. ¿Generosidad? No. Si bien esta práctica no viola las reglas técnicas de la neutralidad descritas precedentemente, sí genera el mismo efecto anticompetitivo. El ISP discrimina ahora por precio entre unas aplicaciones y otras, logrando una ventaja comercial muy relevante para las empresas favorecidas.
O sea, Pokémon Go corre con ventaja contra sus competidores. Se configura de este modo un perjuicio de libre competencia similar a la discriminación técnica de calidad que prohíbe expresamente la ley de neutralidad. Si los ISP pueden dar gratis su servicio para algunos usos y para otros no, entonces lo lógico es una baja el precio para todos los usos y aplicaciones posibles. Sorprende que las instituciones que protegen la libre competencia aún no actúen para corregir esta conducta.